Puta sobre la cama

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En Villavicencio, la noche se convertía en una prolongada excitación que apenas esperaba a ser descargada. Y en ese ambiente tórrido, la sensual Lucía se abandonaba a sus instintos más primitivos. Se había despojado de su ropa, dejando solo el liguero negro y las medias que le cubrían los muslos esbeltos. Ahora, tendida en la cama, su cuerpo brilaba con un sudor que atraía como una magneta.

Su amante, un hombre apasionado y desvergonzado, la miró con ojos hambrientos de sexo. Su verga, erecta y tensa, parecía a punto de estallar en un rugido de placer. Se acercó a Lucía y comenzó a chuparle el sexo oral, haciéndola gemir de puro éxtasis. Ella, por su parte, no podía contenerse y empezó a tocar su propio pezón, que se erizaba bajo sus dedos.

La pasión crecía como una ola irresistible, y pronto los dos estaban follar con desesperación, sin preocuparse de la hora ni del ruido que podrían hacer. La cama crujió bajo sus movimientos frenéticos, mientras ellos gritaban y se acariciaban, perdidos en un mar de placer.

Al final, después de haber consumado su amor con todas las formas imaginables, Lucía y él se derrumbaron, exhaustos pero felices. En ese momento, Villavicencio se convirtió en el nombre de una ciudad que había sido testigo de un amor intenso y desenfrenado, como si la misma noche hubiera tomado vida y se lo hubiera entregado a ellos dos para disfrutarlo sin frenos.

Fecha: abril 12, 2025