«Esa imagen de la paisa de Medellín que me hace soñar»
Me enamoré del título original «Fucking a “paisa” from Medellín!» sin saber lo que me esperaba. La descripción de la imagen, «una mujer está sentada en una cama y mirando su teléfono», no revelaba mucho sobre el contenido sexual explícito que se avecinaba. Y es ahí donde entro en juego mi imaginación.
La paisa, con su encanto andino y sus curvas perfectas, estaba sentada en la cama, pero no solo para charlar con amigos o familiares. No, esta perra sabía qué quería y no se detenía ante nada. Sacó su teléfono y empezó a ver porno, a masturbarse pensando en los hombres que le gustaban follar sin parar. Su vagina, húmeda y lista para recibir, gemía de deseo.
Pero no solo se limitaba a masturbarse. Llamó a un amigo, le dijo que viniera a visitarla, y cuando llegó, ya estaba preparada para una sesión de sexo oral como nunca había tenido antes. Él se sentó en la cama y ella se puso de rodillas, con el chimbo en su boca, chupando con ganas. Mientras tanto, él le acariciaba el cabello y le decía que era la puta más linda que había conocido.
Después de un rato, le dijo que fuera a buscar un condón, porque iba a follársela hasta que no pudiera más. Y eso hizo. Follarla con furia, con pasión, sin parar. Ella gritaba de placer y él se derramaba en su vagina, cumpliendo sus deseos.
Ahora, esa imagen de la paisa de Medellín me hace soñar cada noche. Me imagino lo que ella habría hecho si no hubiera sido por ese título original que me llevó a inventarme su historia sexual. ¡Esa paisa es un verdadero regalo del cielo!



